La educación ambiental va a ser una herramienta fundamental del cambio educativo. A partir de ahora se va a poder plantar tomates en el colegio. La más importante de todas.
“Hace unos días me preguntaron en una conferencia web cómo iba a ser el futuro después del confinamiento. No se puede entender una educación de futuro sin un mayor compromiso con el entorno que nos rodea”,
Explica Joaquín Marzá, profesor de Lengua y director del colegio público Manuel Riquelme de Hurchillo, una pedanía de Orihuela (Alicante).
La crisis de la covid-19 ha avivado las demandas de reformas sociales, económicas y educativas que varios grupos de ciudadanos piden desde hace años.
Los jóvenes, uno de los colectivos más numerosos y comprometidos con la conservación de la naturaleza, hablan claro: para afrontar esta crisis hay que tener en cuenta los problemas ambientales.
Una salida verde que pasa, según los especialistas y profesores, por incluir la educación ambiental en las aulas con actividades como plantar tomates en el colegio.
Implicar a los más jóvenes
Uno de los éxitos de su centro es el proyecto La Cajita Verde, un huerto ecológico.
Creamos una cooperativa y cada alumno que trabaja en el huerto es socio, un accionista. Con esto no solo aprenden a cultivar, sino que trabajan el ahorro, la solidaridad y se convierten en emprendedores.
Explica el director.
Estas iniciativas serán perfectas para las clases en tiempos de la covid-19 porque se realizan en espacios dentro del colegio donde se puede guardar la distancia de seguridad perfectamente.
Interés creciente por la naturaleza
El 55% de los alumnos asegura que tendrá más contacto con la naturaleza, según el estudio Jóvenes, educación y medio ambiente realizado por la empresa de investigación de mercados More Than Research Group para el proyecto Naturaliza.
Fuente: El País
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