La pandemia del coronavirus ha desatado una amplia variedad de fobias o miedos. La más extendida es la hipocondría, el temor a caer enfermo; pero también la agorafobia, el temor a las multitudes.
Autoridades políticas como Ayuso o Feijóo se cruzan ahora reproches a causa de lo que denominan la Madrileñofobia, que es el temor que algunos han desarrollado ante la inminente llegada de una masa de turistas.
Son turistas de la capital española a las costas coincidiendo con la apertura de fronteras provinciales en la desescalada del Covid-19, en plena época estival.
Verano en el Mediterráneo
El camino hacia la normalidad permitirá la próxima semana a millones de españoles alcanzar la añorada costa mediterránea; que es lo que el sector hostelero ansía para salvar una temporada que ya casi se da por perdida.
Si no hay turismo este verano miles de hoteles, bares, restaurantes y similares cerrarán, lo que provocará el despido de miles de trabajadores. La tensión entre la salud y la economía también volverá a ser noticia.
La madrileñofobia agitará en los próximos días el debate sobre la seguridad e higiene (y sobre economía y salud) en un momento de la pandemia donde se temen los rebrotes.
Se suma a otro debate, el de los efectos de este turismo de masas a nuestras ciudades, con efectos terribles como la gentrificación de nuestros barrios y el crecimiento de la turismofobia.
Lo que sí debe exigirse a las administraciones es que se cumplan las normas para evitar, en lo posible, nuevos contagios; tanto en establecimientos como en los espacios abiertos, públicos, como playas, parques o piscinas.
Fuente: La Vanguardia
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